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El boleto a semifinales de la Champions League entre Manchester City y Real Madrid se definió en penales, después de una serie emocionante que terminó 1-1, con global de 4-4. Desde los once pasos, es el cuadro de Carlo Ancelotti el que clasifica a la gran antesala de la Final que se jugará en Wembley.

Mira el resumen del juegazo que regalaron los equipos de Ancelotti y Guardiola, con penal incluido de Modric;

4-4 global entre Manchester City y Real Madrid (Penales: 4-3).

Tras una ida de seis goles, ambos equipos lograron otra vez paridad, pero sin tanto gol, en la vuelta disputada en el Ettihad Stadium. Con goles de Rodrygo por parte del Madrid; y Kevin de Bruyne con los citizen.

Un Madrid indescifrable, que agranda leyenda con Lunin

Por: JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ

La Champions está hecha a la medida del Real Madrid. No hay explicación posible a lo ocurrido anoche en el Ettihad más que la mística que rodea al Rey de Europa, capaz de sobrevivir al martillo constante del campeón. Manchester City sumó hasta 33 llegadas al área, tuvo el dominio abrumador de la posesión, pero no le dio más que para igualar el tempranero gol de Rodrygo, especialista ante los citizen, y alcanzar los penaltis. Allí, la magia blanca se enfundó la camisola roja de Andrei Lunin, el hombre que no habría estado allí si se hubiera recuperado Courtois, y convirtió a sus dos centrales menos habituales, Nacho y Rüdiger, en los autores de los penaltis decisivos. No traten de entenderlo. Es el Real Madrid.

Cuando un equipo lleva seis años largos sin perder en su estadio en competición europea hay que prepararse para el sufrimiento. Con esa premisa y el recuerdo de la tortura del pasado año, el Real Madrid saltó al césped del Ettihad con personalidad, golpeó primero y se dispuso a resistir un asedio eterno. Comprobaron los de Ancelotti en la ida que el City también sufre sin la pelota, y aprovecharon los primeros minutos de tanteo de maravilla. La primera posesión larga, de lado a lado y de atrás adelante, acabó en Camavinga como interior derecho y remate desde fuera del área. No estaba bajo palos Ortega sino Ederson, que blocó con seguridad. Fue el prólogo al 0-1, un balón profundo de Carvajal que domó Bellingham, descargó a Valverde, Vini tiró el desmarque diagonal y el centro atrás encontró a Rodrygo, que embocó a la segunda, tras paradón de Ederson. Goes tiene predilección por el campeón de Europa. Le vacuna casi en cada cruce.

Guardiola sorprende con once titular

La sorpresa de Guardiola en el once fue Kyle Walker en el lateral y la ausencia de Stones. Su papel como segundo pivote, pero no tiene la finura del inglés. Cada vez que Camavinga o Kroos apretaron al suizo le rebañaron la pelota. Por eso y por el golpe del gol el Madrid tuvo unos minutos relativamente confortables. Vinicius volvió a atraer la atención en punta. Dejó otro balón malicioso a Valverde pero el uruguayo no pudo rematar con comodidad. Pero el City encontró respuesta a través de Grealish. Jack te enseña la pelota como un trilero. ¿Dónde está la bolita? Carvajal fue un prodigio de concentración, pero atraía tanto que generaba a su alrededor. Por el otro lado llegó la primera clara, un centro que Haaland cabeceó al larguero. En el rebote, Bernardo no pudo precisar a puerta vacía. Fue el inicio de un tiroteo celeste.

Se activó De Bruyne, que probó un par de veces desde lejos. Foden, en banda contraria, también tiró la diagonal para buscar el remate. Arrinconado en su parcela, el Madrid trabajó a destajo para cerrar espacios. De un lado al otro, con paciencia y precisión, el City movía la pelota hasta encontrar el resquicio. Y si no lo veían, vuelta a empezar. Fue importante en esa fase Andrei Lunin, autoritario en su área. Nada que objetar al trabajo sin balón de todos los madridistas, con mención especial a los cuatro zagueros, sus especialistas. Incluido Nacho, a quien buscaba Haaland en cada duelo por su superioridad física. Se fajó el madrileño, con algún apuro para sacar la pelota.

El tiroteo citizen no se interrumpió con el descanso. Al minuto de la reanudación ya tenía córner a favor el campeón de Europa. Balones cerrados, buscando el mínimo toque. Como en uno de los últimos del primer tiempo en que De Bruyne buscó el gol olímpico. Lo sacó Lunin. Como casi todo. El esfuerzo de Bellingham o Rodrygo fue encomiable, pero por lógica les restaba oxígeno para gestionar las ocasiones, pocas, en las que les caía la pelota. Es cierto que al City también le costaba, con el paso de los minutos, hilar las jugadas con velocidad. Guardiola detectó esa falta de frescura y metió al belga Doku. Relevó a Grealish, pieza por pieza. El City se volcó por el sector del recién entrado, por lógica.

Apenas había salido el Madrid, a pesar de forzar un par de amarillas en las contras a través de Carvajal y Bellingham. Pero tuvo una salida clara, muy clara, por el sector derecho. Iba solo él y Vinicius al otro lado, pero Ederson dio dos pasos adelante y anuló la acción. Con todo el City instalado en torno al área madridista llegó el empate. Basculó el ataque inglés hasta desembocar en Doku que ganó línea de fondo, metió el centro tenso cerrado, Rüdiger despejó como pudo en corto y la pelota cayó a De Bruyne, que resolvió con claridad y violencia, arriba, imposible para Lunin. 1-1. Y gracias. porque dos acciones del inevitable De Bruyne pudieron rematar el partido y la eliminatoria. Al primer zurdazo desde la frontal respondió con una gran mano Lunin. El segundo era tan fácil como el gol, tras el pase atrás de Doku. Estaba solo, en el punto de penalti, pero echó el cuerpo atrás y se le fue arriba.

Ancelotti trató de cambar el decorado, primero con Modric por Kroos, un clásico, y después con Brahim por Rodrygo. Cabeza y piernas. Consiguió al menos sacar una contra que tuvo que cortar Rodri con tarjeta. La activó Modric con sangre fría en el área y la conducía Brahim. Cuatro minutos de añadido. Con el tiempo entró De Bruyne por derecha y forzo el córner. Lanzó el belga, prolongó Akanji y Haaland, en el segundo palo, no logró precisar el remate. A la prórroga.

Penales a favor de la mística del cuadro de Ancelotti

Tiene su mérito sobrevivir en Manchester sin salir de la cueva en todo el segundo tiempo. Los datos fueron demoledores. 33 llegadas a 3. Un cerrojazo en toda regla en un Madrid que no está acostumbrado a ser sometido de esa forma. Mérito del City, que cambió de plan en el tiempo extra. Se fue Haaland, otra vez inédito ante el Madrid, y entró Julián Álvarez, un delantero completamente diferente, menos físico y más móvil. Pero el ataque citizen volvió a estar liderado por los belgas, Doku y De Bruyne. Un centro del extremo no encontró rematador. La pelota estaba siempre rondando el área madridista. O casi. Porque el remate del primer tiempo de la prórroga pudo cambiar la historia. Brahim, que había perdido todos los balones que había intentado retener, recibió en izquierda, metió el centro cerrado y Rüdiger, solo, voleó con la zurda en área chica. Fuera por muy poco. En el segundo acto cayó Carvajal, exhausto, con los gemelos a la altura de los hombros. Entró Militao por él. Quien corrió riesgo fue Guardiola, que quitó a De Bruyne junto a Akanji, señal de que no pensabe en los penaltis. Los últimos minutos retrataron a dos equipos agotados, vacíos, que se habían dejado hasta el último gramo de energía. Los penaltis. Y allí, después de una noche estelar, Lunin pasó a la historia blanca con dos paradas para facilitar un pase sellado por Nacho y Rüdiger. El Madrid es indescifrable.

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