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El Humane AI Pin parece salido de Star Trek. La empresa creada por exempleados de Apple prometió ofrecer una singular (y original) alternativa a nuestros móviles. Una consistente en un dispositivo sin pantalla y en el que la inteligencia artificial fuera absoluta protagonista de la experiencia de usuario. Los vídeos promocionales eran intrigantes, pero en Xataka pudimos verlo en funcionamiento y eso nos hizo tener claras dudas sobre su futuro. Esas dudas se han confirmado ahora que ha comenzado a llegar a sus primeros usuarios.

Para la mayoría es horripilante. Son varios los medios que han analizado el AI Pin y han dejado un veredicto contundente. En The Verge tienen claro que «ni se acerca» a lo que prometía, Engadget destaca que «es una solución a ningún problema». En Wired creen que por el momento el AI Pin es básicamente un «truco de feria». Mientras, el reputado Marques Brownlee indicaba que este era «el peor producto que he analizado jamás… por ahora».

Todo es mejor en el smartphone. La crítica generalizada es que al menos de momento todas las interacciones con el AI Pin suelen ser peores que las que se hacen hacer en el móvil. No puede hacer algunas cosas básicas, y solo en algunas ocasiones resulta útil y una alternativa válida. Incluso en esos casos, es posible conseguir lo mismo con otros accesorios como unos auriculares inalámbricos o un reloj inteligente.

Interacción lenta y errática. Tanto los textos como sobre todo los vídeos que han publicado esos medios muestran cómo en las interacciones con el AI Pin lo normal es que haya una importante latencia en las respuestas, y en muchos casos las respuestas las podíamos haber conseguido antes con el smartphone… si es que el AI Pin acaba contestando, cosa que no hace siempre. Los errores son también frecuentes y por ejemplo David Pierce explica en The Verge cómo «por cada interacción exitosa con el AI Pin, he tenido cuatro o cinco no exitosas».

Otros problemas. Al carecer de pantalla la interacción del AI Pin se centra en la voz: hablamos y nos contesta. Aún así, es posible usar su picoproyector para que nos muestre información en la mano, donde además podremos realizar el gesto de pinza (unir pulgar e índice) para avanzar en un texto que nos muestre, por ejemplo. Ese tipo de opción es llamativa, pero solo útil para escenarios muy concretos y muy poco duraderos en el tiempo. El dispositivo parece además sobrecalentarse: en su vídeo análisis, Mr. Mobile recibía una advertencia tras unos minutos hablando con su madre por teléfono a través del AI Pin.

Ni se te ocurra comprarlo. Ese es el consejo final de quienes lo han probado. Puede que sea una idea intersante, pero en Estados Unidos, el único país donde está disponible —y no es probable que salga de allí en esta primera iteración— cuesta 699 dólares, pero además hace necesaria una suscripción de 24 dólares al mes para poder usar sus funciones. El coste, sobre todo si nos fijamos en las prestaciones que ofrece, es elevado.

El AI Pin ha llegado demasiado pronto. Quienes lo han analizado dejan el producto en muy mal lugar, pero todos ellos también abren la puerta a que el futuro haga que la situación mejore. «Ni el hardware, ni el software ni GPT-4 están preparados», comentaban por ejemplo en The Verge, y ciertamente es posible que la tecnología de la que depende este AI Pin aún esté en pañales. Quizás esos modelos de IA que funcionan en local y sin conexión a la nube acaben permitiendo que futuras iteraciones del AI Pin —u otros productos similares que aparezcan— sean mucho más útiles y precisos, pero hoy por hoy su utilidad real parece muy limitada.

Comparando con Vision Pro. Analistas como Steve Troughton-Smith apuntan a que este producto está en una situación similar a las Vision Pro. Ni uno ni otro son el futuro, asegura, pero «ambos muestran aspectos de lo que será el futuro». Es una reflexión interesante, y aunque ciertamente ambos plantean ideas interesantes, su futuro sigue siendo incierto.

¿Qué pasará con el Rabbit R1? El otro gran protagonista de esta nueva hornada de dispositivos de IA es el Rabbit R1, que sorprendió por su diseño y por la original idea de su LAM (Large Action Model). La propuesta es ligeramente distinta a la del Humane AI Pin —sobre todo, no quiere sustituir a nuestro móvil— y el precio es también mucho más asequible (199 dólares), pero queda por ver si esa promesa de usar la IA de forma más potente se convierte en realidad. Los llamados agentes de IA son una tendencia especialmente llamativa de este campo, pero será interesante ver si sus opciones son realmente útiles y prácticas en dispositivos como el Rabbit R1.

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