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«Los disquetes son un componente de uno de nuestros sistemas. Del sistema que controla automáticamente nuestros trenes en los túneles. No obstante, el sistema que opera en toda la ciudad incorpora muchos otros componentes«. Estas palabras de Mariana Maguire, una de las personas responsables de la administración del proyecto de control de los trenes de San Francisco (EEUU), pretenden, sin mucho éxito, ser tranquilizadoras. Sin embargo, ponen de manifiesto algo sorprendente: sin un sistema de almacenamiento tan arcaico los trenes de esta ciudad no funcionarían.

La Agencia de Transporte Municipal de San Francisco instaló el actual sistema de control de los trenes de la ciudad en 1998, y los disquetes, como acabamos de comprobar, son una parte fundamental de su infraestructura. Resulta sorprendente que a pesar de los innumerables avances que se han producido en el ámbito de la informática durante las últimas dos décadas y media una instalación tan importante continúe utilizando un medio de almacenamiento tan antiguo, pero así es. El correcto funcionamiento de los trenes de San Francisco depende de unos pocos disquetes.

No habrá una actualización hasta que se produzca un fallo catastrófico

Jeffrey Tumlin, el director de la Agencia de Transporte Municipal de San Francisco, ha confirmado que el sistema de control actual lleva vigente nada menos que 26 años, por lo que ya ha excedido el periodo de operación de entre 20 y 25 años que habían estimado inicialmente. Según este responsable hasta ahora todo ha funcionado correctamente, pero no debemos pasar por alto que los disquetes son soportes magnéticos, y, como tales, no tienen la capacidad de salvaguardar la información eternamente.

De hecho, el propio Tumlin reconoce que este es el mayor riesgo al que se enfrenta la institución que dirige: «Es una cuestión de gestión del riesgo. El sistema actualmente funciona correctamente pero sabemos que a cada año que transcurre el riesgo de degradación de los datos almacenados en los disquetes se incrementa, y en algún momento se producirá un fallo catastrófico».

Resulta sorprendente que el máximo responsable de la Agencia de Transporte Municipal de San Francisco hable de un «fallo catastrófico» en la gestión de un medio de transporte tan importante sin apenas mostrar inquietud.

Confiemos en que su aparente tranquilidad se sostenga sobre el hecho de que si se produjese ese incidente las daños quedarían relegados únicamente al sistema informático y no afectarían de una forma grave a los usuarios de los trenes. Sea como sea Tumlin ha confirmado que la actualización de esta tecnología tardará una década en llegar y costará cientos de millones de dólares.

«Nuestro propósito final consiste en desarrollar un sistema de control de los trenes único para toda la infraestructura», asegura este responsable. «Será capaz de monitorizar el desplazamiento de los trenes y sus operaciones en toda la ciudad con mucha más facilidad gracias a la asistencia de un piloto automático«. Les deseamos mucha suerte. Y, sobre todo, que ese fallo catastrófico no llegue finalmente a producirse.

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