Christian Horner se ve fuerte con el paso de los días a medida que se desinfla, parece, el asunto de la denuncia de su empleada, y se mira hacia los posibles filtradores o infladores de la historia, como Jos Verstappen, que lo ha negado, o Helmut Marko, que de momento se queda tras un tercer grado con un jefazo de la empresa matriz.
El jefe del equipo no se corta con las amenazas del padre, que sigue aireando el malestar de su hijo por toda esta movida, y les recuerda que si no están a gusto, nadie les fuerza a seguir, muy fuerte con un tricampeón con vistas a tetracampeón al volante.
«Esto es como todo en la vida: no se puede obligar a alguien a estar en algún lugar sólo por un trozo de papel», afirma el jefe del equipo energético desde 2005, el más veterano en la actualidad de la Fórmula 1.
«Si alguien no quiere estar en este equipo, entonces no vamos a obligar a nadie, en contra de su voluntad, a estar aquí. Da igual que sea un operario de maquinaria, un diseñador o lo que sea», indica.
Hay que recordar que Max avisó estos días en que tembló la silla de Marko que para el era una pieza vital, posicionándose mucho más claramente que respecto a Horner, del que nunca dio ese giro tan cariñoso, solo que esperaba las decisiones de la investigación y que estaba bien con él. No que fuera vital.
Estoy seguro de que a todos los equipos del paddock les encantaría tener a Max. Pero como también dijo Toto, los mejores pilotos siempre quieren estar en los mejores coches. Sus 56 victorias han sido aquí, pero claro, nunca se puede decir nunca. Si un piloto no quiere estar en algún lugar, entonces irá a otro lugar, pero como equipo no veo ninguna razón por la que alguien quiera salir de este equipo».
«Estar involucrado en un equipo como este implica compromiso y pasión. Max tiene eso. Lo hemos visto, ha estado aquí desde que tenía 18 años. No tengo ninguna duda de su compromiso y pasión de cara al futuro», templó el británico.