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El 66.1% de la población ocupada en el país tiene un trabajo asalariado y esto representa la cifra más alta de la historia, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) para el cierre del 2023. Este comportamiento vino acompañado de una mejora en las condiciones laborales como el acceso a prestaciones de Ley.

Al inicio del año pasado, el 65.1% de las personas ocupadas tenía un empleo asalariado, a lo largo del año esta población se mantuvo en un nivel de 65.5 por ciento. Para el período octubre-diciembre, tuvo un crecimiento trimestral de 0.6 puntos porcentuales, para llegar a 66.1%, la mejor cifra desde el 2005, cuando se comenzó a levantarse la ENOE.

“La tasa de trabajo asalariado no hace distinción entre empleo formal e informal, pero sí refleja que hay más gente que, en lugar de autoemplearse, se adhiere a una unidad económica. Eso es positivo porque va de la mano con el crecimiento económico del país”, afirma Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Banco Base.

Este nivel alcanzado se relaciona con un fortalecimiento del trabajo subordinado. Este renglón lideró las ganancias de empleo el año pasado con un crecimiento de 1.2 millones de personas. En cambio, el trabajo por cuenta propia y los empleados a penas aportaron en conjunto 40,000 personas ocupadas.

“Vemos un retorno a una estructura más tradicional del mercado laboral”, expone Ana Bertha Gutiérrez, coordinadora de Comercio Exterior y Mercado Laboral del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco). El comportamiento del trabajo asalariado refleja que las personas están conscientes de las ventajas y desventajas de otras modalidades de empleo como el trabajo independiente.

En total, en el 2023 se crearon 1 millón 54,000 de empleos, este es el balance de las plazas laborales generadas por los reglones anteriores y la pérdida de un poco más de 200,000 puestos clasificados como trabajo no remunerado.

La creación de puestos de trabajo estuvo acompañada de una reducción de la desocupación. Durante el cuarto trimestre del 2023 la tasa de desempleo fue de 2.7%, lo que representa una disminución anual de 0.3 puntos porcentuales.

A la par del buen ritmo de incremento del trabajo asalariado, se observó también en el mercado laboral una mejora en las condiciones laborales de quienes se integraron a una ocupación. Por ejemplo, del total de personas que consiguieron un trabajo subordinado, el 85% lo obtuvo con acceso a las prestaciones mínimas de Ley.

Por otra parte, la fuerza laboral subordinada que labora más de 48 horas por semana tuvo una ligera disminución de casi 37,000 personas, aunque aún se registran 10 millones de trabajadores con una jornada laboral superior al máximo establecido en la legislación, lo que representa el 26% de toda la población asalariada.

Si bien el trabajo subordinado no está totalmente ligado a la formalidad, estadísticamente sí se asocia con mejores condiciones laborales. Por ejemplo, sólo el 39% de toda la población ocupada tiene acceso a una institución de salud; entre los trabajadores subordinados esa cifra se eleva al 57%, comparte Ana Gutiérrez. “Debido a las características del trabajo subordinado, sí presenta condiciones más seguras”.

Para Gabriela Siller, el comportamiento del empleo asalariado en 2023 ofrece una buena expectativa de crecimiento económico para este año, “y sobre todo que pudiéramos seguir aprovechando la oportunidad del nearshoring”.

Informalidad alcanza su nivel más bajo

Entre otros indicadores clave del mercado laboral, la tasa de informalidad descendió a su cifra trimestral más baja de la historia. El 2023 cerró con un nivel de 54.8% de trabajo informal, la proporción más reducida sin contar los efectos de la pandemia en el mercado laboral, cuando el indicador bajó a 48% por las medidas de confinamiento.

El año pasado inició con una tasa de 55.1% y logró hilar tres trimestres con descensos. En los últimos tres años, el trabajo informal sólo ha tenido repuntes en tres trimestres.

Y pese a que en el último año se sumaron 376,406 personas a la población informal, la tasa disminuyó debido a que el 64% de la creación de empleo del ejercicio se concentró en el sector formal.

Las actividades con mejor creación de empleo fueron las de servicios, con 1 millón 85,000 plazas generadas. Al interior de este sector, el comercio, el transporte, los servicios sociales y servicios diversos tuvieron las mayores ganancias. El único subsector que reportó pérdidas fue el de servicios sociales.

En tanto, las actividades industriales en conjunto aportaron 386,628 puestos de trabajo; la construcción fue el subsector con mejor dinamismo al generar 234,906 plazas. En el otro extremo, las actividades primarias tuvieron saldo negativo con una pérdida de 432,097 personas ocupadas.

Aunque el comportamiento del empleo en 2024 dependerá del ritmo de la actividad económica, Ana Gutiérrez opina que las cifras del año pasado confirman que el mercado laboral es resiliente, pues “después del impacto de la crisis y las pérdidas fuertes, rebotamos mucho más rápido que el rebote del PIB”.

Sin embargo, advierte, esto no significa que no se requieran cambios en la fuerza laboral, como el desarrollo de nuevas habilidades. “Vemos un mercado que avanza, pero eso no quiere decir que no podamos hacer cosas para mejorarlo”.

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