Los últimos cálculos de la NASA sitúan la probabilidad de que el asteroide 2024 YR4 impacte con la Tierra en un 2,3%, una cifra que la Agencia Espacial Europea (ESA) ha confirmado con su propia estimación del 2,27%.
Para aquellos que hayan perdido la cuenta, en apenas una semana de observaciones hemos pasado de 1 entre 83 posibilidades de que el asteroide se cruce con el planeta Tierra a 1 entre 43.
Las opciones siguen siendo bajas, pero son lo suficientemente altas para que las oficinas de defensa planetaria de la NASA y la ESA hayan intensificado sus esfuerzos de seguimiento. Hasta el telescopio espacial James Webb, de 10.000 millones de dólares, estará monitorizando el pequeño asteroide.
![En 2011, un coleccionista compró en Marruecos un meteorito. Ha resultado ser una prueba directa de agua termal en Marte](https://i.blogs.es/6511bb/marte-planeta/375_142.jpeg)
2024 YR4 no es gran cosa, pero con un diámetro de entre 40 y 90 metros, podría destruir una ciudad entera si sobreviviese a la reentrada e impactase en un área urbana. ¿Cuándo? El 22 de enero de 2032. ¿Dónde? En algún punto de la franja que se extiende desde el este del océano Pacífico hasta el norte de América del Sur, el océano Atlántico, África, el mar Arábigo y el sur de Asia.
Cabe destacar que estas estimaciones de impacto se calculan tomando como referencia el cociente entre el diámetro de la Tierra y el ancho de la zona de incertidumbre del asteroide, generada a partir de simulaciones.
El problema: 2024 YR4 se está alejando de la Tierra en una trayectoria elíptica, lo que dificulta su detección con instrumentos convencionales. En unas semanas se habrá vuelto tan tenue que incluso los telescopios profesionales de cuatro metros tengan problemas para captarlo.
A partir de abril, será necesario recurrir al Webb o el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral para continuar vigilándolo hasta que el objeto reaparezca en junio de 2028. El seguimiento de la trayectoria de un asteroide es un proceso dinámico que seguramente nos depare una montaña rusa de emociones.
A medida que se tengan más observaciones del asteroide y de su trayectoria, la probabilidad de impacto podría volver a incrementarse para luego reducirse progresivamente hasta llegar a cero, confirmando la principal hipótesis: que el asteroide pasará de largo en lugar de chocar con la Tierra.
Si no, la buena noticia es que la humanidad cuenta con experiencia en el desvío de asteroides. En 2022, la misión DART de la NASA demostró que es posible alterar la trayectoria de un objeto espacial mediante un impacto cinético. Este logro histórico es la prueba empírica de que disponemos de la tecnología y el conocimiento necesarios para al menos intentar proteger nuestro planeta.
Mientras tanto, la ONU ha puesto en alerta al Grupo Asesor de Misiones Espaciales (SMPAG), que acordó volver a reunirse a finales de abril o principios de mayo para estudiar posibles medidas de mitigación en caso de que la probabilidad de impacto se mantenga o aumente.