En el bullicioso centro histórico de la Ciudad de México, el Hospital de Jesús ocupa casi toda una manzana. Su fachada amarilla desgastada y discreta, característica de la arquitectura de mediados del siglo pasado, oculta el centro médico fundado hace 500 años por el conquistador español Hernán Cortés.
Al entrar entre zapaterías a pie de calle, los visitantes se encuentran el hospital en funcionamiento más antiguo de América. Los arcos de piedra conducen a amplios patiosllenos de una vegetación exuberante.
El hospital fue fundado para tratar a los conquistadores españoles y más tarde se abrió a los indígenas locales para asegurar una fuerza laboral saludable. Hoy en día, ofrece atención de emergencia las 24 horas, así como acceso asequible a especialistas médicos para los residentes de lo que en el momento de su fundación era el centro del imperio azteca.
Cortés está enterrado en una pequeña iglesia adyacente al hospital. Sus descendientes y los de Moctezuma se reunieron aquí en 2019 para conmemorar el aniversario de su encuentro.
Solo unos pocos hospitales en todo el mundo pueden presumir de esa longevidad. El Hospital de St. Bartholomew en Londres, fundado en 1123, y el Hospital Bellevue en la Ciudad de Nueva York, fundado en 1736, también siguen brindando servicios médicos completos.
Gran parte del hospital ha permanecido intacto gracias a un patronato fundado en el siglo XVI. A lo largo de los años, innumerables médicos han trabajado en silencio para conservar la misión del centro de ofrecer una atención asequible y para preservar las características arquitectónicas únicas del edificio.
“Tratamos de que este hospital siga teniendo una calidad y calidez en la atención médica a los pacientes”, afirmó el doctor Octaviano Rosalez Serafín, de 71 años, que preside el patronato del centro. “Lo que queremos es seguir esa tradición que ha tenido el hospital durante años”.
Información tomada de Agencia Reforma